El domingo tenía que llevar a Ula al aeropuerto después de comer pero antes estuvimos escalando de nuevo en el sector Jean de Vignes buscando bloques secos porque había llovido por la noche y por la mañana pronto. Algo más tarde se nos unirían Javi y Jenny con los cuales estuvimos escalando hasta que llegó el momento de ir hacia el aeropuerto a dejar a Ula.
Ula tenía tiempo de hacer unas líneas que le indiqué como "Coup de Vent Droite" donde un empotre de rodilla facilita mucho la jugada. También se hizo con la vecina de la derecha pero la verdad es que cuando el tiempo apremia porque tienes un avión que debes coger no puedes empanarte mucho. A eso de las 15:30h estábamos yendo hacia el aeropuerto de Orly pensando que no habría mucho tráfico a esa hora en domingo. Error, eso sucede en España donde es la sacrosanta hora de comer ennel día del señor, pero a en Francia esa hora los parisinos vuelven hacia sus hogares bien comidos y con la digestión bien hecha y el atasco se empezaba a gestar aunque nos afectó poco. Pero cuando yo volvía hacia Arbonne-La-Forêt el atasco ya era de kilómetros en dirección hacia París. El lunes era día de lluevia y por tanto el segundo día de descanso obligado por lo que anduve recuperándome de todos los males que me sobrevuelan. El martes me acerqué a escalar a Bois Rond junto a Javi y Jenny ya sabiendo que sería mi último día porque el miércoles y jueves volvía la lluvia y por tanto la incertidumbre justo cuando tenía que empezar ya mi viaje de vuelta.
Javi en el bonito "Constellation des Amoreux" que hizo al flash.
Cooper seguía disfrutando con sus juegos con las piedras, las pocas que hay, enterrando, desenterrando y revolcándose encima lo cual todavía le gusta más hacerlo ahí ya que el suelo es arena y hojarasca.
Tras hablar con Sandra y comentarle mis dudas acerca de la meteo decidí que el miércoles emprendería mi viaje de vuelta con el objetivo de conducir hasta Hondarribia y dormir en un acople que conozco en Jaizkibel donde además quedé con Edu, un amigo de ahí, un rato para saludarle, hablar con él y actualizarnos. De esta moda finalizaba el viaje anual a Fontainebleau donde uno ya sabe a lo que va pero nunca deja de gustarme.
À bientôt!
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