Hasta que no nos vayamos de vacaciones en septiembre nos toca seguir pasando calor y para tratar de mitigarlo siempre vamos donde creemos que podremos escalar por la mañana, descansar a mediodía, tomar un baño y escalar por la tarde. Con las premisas tan claras este fin de semana tocó la elección de Campisábalos y la verdad es que no fue una mala elección ya que el viernes por la noche tuvimos que sacar dela bolsa de ropa los pantalones largos y la sudadera, los que si que los habíamos cogido. Así pues tuvimos un anochecer muy divertido y fresco el equipo compuesto por Ula, Dorelia, Sara, Radu y yo y lo mejor de todo, pudimos dormir tapados a menos de 20 Cque es algo que ni podemos imaginar este verano en Toledo.
El sábado por la mañana nops levantamos pronto aunque no todo lo pronto que la mitad del equipo quería, pero una frase de Ula nos hizo ver la realidad: - Me cuesta levantarme pronto cada día para ir a trabajar pero al menos me pagan por ello-. Con este irrebatible argumento empezamos a escalar a las 9 de la mañana esperando que al menos tuviéramos un para de horas y la realidad fue que estuvimos hasta las 14h. Luego fuimos a comer y a darnos un baño y a las 17:30h volvíamos a la faena hasta la noche que Ula y yo teníamos que volver a Madrid a recoger a su hermana, cuñado y sobrina que venían a pasar unos días con nosotros al infierno toledano.
No son Los Ángeles de Radu ni él se verá en otra igual, la suerte que tuvo es que estaba en la sombra y eso era lo más buscado del lugar.
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