Pues eso, seguimos con la arenisca y este fin de semana Ula y yo hemos vuelto a Albarracín donde habíamos quedado por un lado con los dos grandes Plixo y Fernandito y por otro de nuevo con Rupert, Marina y Jara. Preveyendo ya las aglomeraciones que reinan por la zona últimamente, el viernes por la noche habíamos quedado en Dornaque para luego acercarnos a Techos el sábado tras el desayuno. La última vez que Fernandito había estado en Albarracín las cañas se pagaban en maravedíes, de forma que le apetecía hacer muchas líneas. Nada más llegar arriba y dirigirnos a la placita donde queríamos calentar nos encontramos grupos de rovellons, rebollones y níscalos que son lo mismo dependiendo del idioma en que lo digas. Así que el calentamiento fue principalmente de lumbares de tanto agacharnos a coger el oro naranja que te ofrece el bosque.
Marina en el buenísimo "Polo de Carne" en el momento que le daba el sol.
El murito que alberga "El Puzzle" le ha puesto los dedos finos a Ula que hoy estaba muy cansada de antebrazos. A eso de la hora de comer ha habido un patrón espontáneo y tras recuperar fuerzas nos hemos puesto a hablar un poco en vez de escalar y ya no hemos empezado. Unos con dolores, otros con cansancio, otros con poco sueño debido al despertar surrealista que hemos sufrido, todo junto ha dado inicio a las lágrimas tatuadas y de eso a la vuelta a casa al poco rato.
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