Climbing with Dr. Sputnik

Aquí se hablará de la vida, de lo humano y lo divino, de lo natural y lo metafísico, pero por encima de todo, con HUMOR.

25 sept 2016

Rozas, en el Reino de Norte

Esta semana hablando durante los días de trabajo con Diego, surgió la idea de ir a Rozas de donde tan buenas palabras acerca de la calidad de su roca había oído. Así que empezamos a moverlo y el viernes nos encontrábamos Diego, Yolanda y sus hijas, Lomo y yo. Antes de seguir con los bloques y todo lo demás, ya anticipo que la fama de su roca no es exagerada y que es de lo mejor que he tocado. Bittorio, el gran maestro de la zona se acercaba el viernes al sector Spa donde empezábamos a degustar la calidad de sus líneas.


Detalle de la oreja del bloque que lleva su nombre, "La Oreja", la rugosidad que se percibe en la roca se traduce directamente en un adherencia descomunal.


Bittorio en una de las líneas abiertas por él que ataca todo el pronunciado desplome y que tiene una secuencia de movimientos muy bonita e interesante.


Saliendo de una de las líneas que van por todo el desplome característico del sector Spa. Cantos generosos, desplome pronunciado y roca de calidad, ¿Qué más se puede pedir?


Bittorio en pleno gesto de meter talón e invertir mano izquierda en otra de las buenísimas líneas del sector Spa, justo en el lado contrario de las líneas del gran desplome.


Ahí ya empezaba a anochecer y nos movíamos a la zona de acampar que está siguiendo la pista hacia delante donde hay una zona de prado verde perfecto con barbacoas, bancos y mesas de piedra donde se puede dormir tranquilamente e incluso montar la tienda. Al día siguiente, poco a poco nos levantáramos y nos íbamos quitando la humedad reinante en la mañana para empezar a desayunar todos juntos y de ahí hacia arriba al sector Buitreras


Diego fijando la mirada en el siguiente movimiento en uno de los buenos bloques del sector.


Lomo en otro bonito bloque de los que hicimos, con formas muy Bleausards que tenía finalmente un apretón de romos que le daba calidad al encadene.


Diego en "Olentzero" otro de los clásicos de ahí donde estuvimos dándolo todo sin dejarnos nada y que sin embargo no logramos hacer ni Lomo ni Diego ni yo.


Lomo en un muro del cual no recuerdo el nombre que nos dejó los dedos gordos de los pies cansados como si hubiéramos tocado con ellos una sinfonía de Beethoven en piano. La verdad es que no tengo muchas más fotos porque ayer no paré de escalar, como todo era nuevo cada vez que veía una línea bonita la hacía o la intentaba hacer, incluso las fáciles porque hay líneas fáciles preciosas. Finalmente, la jornada acababa y unos se quedaban y otros no volvíamos a casa con la fatiga de los dos días y los kilómetros de coche de después que me dejaron tronchado de verdad. Ya suspiro por volver a por algunos de los temas que quedaron pendientes.

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