Sabíamos que habíamos estado entrenando duro todo el verano, nuestro entrenamiento afgano para el Día D, para un día como el de ayer. Todo el verano mascando alacranes como si fueran gominolas, tragando polvo y mordiéndolo a la vez, sudando, deshidratándonos, llegando llenos de mierda a casa con el gaznate como las ropas de un deshollinador, llenos de hormigas, de moscas, sacando garrapatas de los cojones para que una vez llegara el día como el de ayer nos viniéramos abajo. La radio hablaba del día más caluroso del año, ya no se trataba de escalar sino de utilizar todo lo aprendido durante este verano de entrenamiento afgano para sobrevivir. Lega y yo que ayer tuvimos la milagrosa idea de salir otra vez y me habló de un bolo enorme y unos cuantos más pequeños, que cepilló una vez y no se volvió nunca, al lado de un alcornoque bicentenario por lo menos y pensé, ¿Por qué no, si llevamos todo el verano así? ¡Y una mierda!
Ayer abrieron las puertas del infierno y la roca se convirtió en magma, el aire quemaba y anduvimos encima de esa línea tan fina que separa estar a un lado o a otro de un amarillo Escala 10 Righter dentro de la escala de amarillos. Quien viva en estas latitudes no necesita más datos sobre ayer . El añusgue era máximo, la hidratación era vital.
Lega en "La Jineta Valiente" una de las dos líneas que pudimos hacer ayer, por supuesto las del bloque alto ni las probamos ninguno de los dos ya que dos crashpads y esas sensaciones invitaban más al suicidio que a otra cosa. Por otro lado, aun quedaba por venir el amarillo y es que todos sabemos que el calorazo junto a todos los ingredientes habituales de nuestra escalada no podían hacer otra cosa que invitar su llegada.
Después de mucho rato de sudoraciones, sombra, inactividad, decidimos rendirnos e ir al bar piscina a por unas cervezas/mixtas y nos fuimos a las 8 de la tarde al Mirador donde nos sentamos en un ambiente más propio de un atardecer en la sabana con una calima de fondo que sólo traía viento caliente. Para consolarnos nos imaginábamos como se estaría en Toledo y mientras esperábamos a Cabe que dijo que venía a tomar unas cervezas y algunos trocolos. Estuvimos hasta casi las 11 de risas y tratando de recuperar unos cuantos KiloNewtons de fuerza que nos permitieran resucitar y volver en el coche, ya que anduvimos flirteando con el amarillo en condiciones extremas pero cuando éste venía lo sorteábamos con clase y líquido.
Lo intentamos y fracasamos, la vida es dura y la mierda blanda.
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