Climbing with Dr. Sputnik

Aquí se hablará de la vida, de lo humano y lo divino, de lo natural y lo metafísico, pero por encima de todo, con HUMOR.

21 feb 2016

¡Por Fin! Ya tocaba una de El Escorial

Ya tocaba una de El Escorial y es que con este otoño que hemos tenido ha estado siempre sepultado entre nubes y nieblas. Hoy nos hemos acercado desde Toledo, Lega, Nuria y yo y ahí nos hemos juntado con Davilo, Lidi, Albert, Helena y una amiga.  Un tranquilo calentamiento, hoy no había mucho flow en el aire, para ir disfrutando de los bloques que tanto me ha costado traer a los toledanos aquí. 


Nuria, que anda más como menos como Lega en cuanto a intratables, disfrutaba de la fisura de calentamiento con las vistas de el monasterio al fondo en un día con una extraña niebla que daba una peculiar luminosidad, entre mala y asquerosa. Una vez hemos calentado en este bloque con 4 líneas algo pinchudas pero de agradable y progresivo calentamiento nos hemos movido hacia "La Arista de la Hiedra" que Lega no conocía y yo quería que hiciera.


Lega fijando el objetivo en  "La Arista de la Hiedra", donde Nuria y más gente se han metido a probar, sobretodo los nervios.


Nuria en  "La Arista de la Hiedra"  donde todo iba en clara progresión hasta que ha caído en peso muerto, por suerte delante de su marido y bajo su responsabilidad, y le ha retumbado todo el cuerpo. Así que Lega, Albert y yo hemos cambiado al bloque de al lado, "Heura" que yo tenía como objetivo porque la vez anterior que estuve tenía la pierna fastidiada y no podía hacerle fuerza al talón.


Cara de loco y buen porteo de Davilo encima de la piedra peligrosa es lo necesario para encadenar "Heura" (Foto de Lidia Latre). Esta bonita línea que abrió Davilo no hace mucho un día que estaba con él. Los cuerpos estaban cansados y no funcionaban muy bien aunque a Lega antes de morir dignamente le daba tiempo de pegarle un flashazo a "El Pufo" y encadenarlo también, siendo esta otra de las líneas que quería mostrarle. Luego tras una visita a Cetáceos los toledanos nos hemos vuelto a casa pero al llegar al aparcamiento del final de la carretera de El Escorial, el lado opuesto a donde se encuentra La Silla, nos hemos encontrado la desagradable sorpresa que habían reventado una ventana de la furgoneta de Nuria y le habían mangado la cartera con todo y el teléfono que había dejado dentro. Así que ya sabéis si aparcáis ahí.

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