Pozas y Bloques

Ante la inminente ola de calor que se avecinaba el fin de semana, después de haber sufridos unos días de crematorio primero el jueves en Bayuela y el viernes en Chinchilla, buscábamos algo fresco donde ir a escalar y a la vez disfrutar de algo de agua refrescante. Era una utopía, el sábado después de volver de mi periplo manchego, estaba unas horas en casa y me volvía a subir a un coche para irnos a la cara sur de Gredos, por Madrigal de la Vera, a una de las mejores pozas de la sierra en las que hay unos bloques, Recuéncano.

Yo estaba de bajonazo después de toda la semana de arriba a abajo, del kilometraje, de como me dejaron Chinchilla y

Chacón, no podía con mi cuerpo. Así que estuve descansando un buen rato, tanto que me quedé dormido. Calorazo infame presente hasta en las pozas. Realmente, este fin de semana la motivación se me ha dio a no sé donde, pero está lejos, muy lejos.

Cristian, que andaba ahí con la mujer e hijos buscando algo de fresco, demostrando maneras y pundonor en uno de los bloques de Recuéncano. Como la zona no nos gustó mucho en cuanto a bloques se refiere, decidimos irnos por la noche del tirón a la Plataforma a ver si ahí se estaba algo mejor. Más de lo mismo, tanto que nos quedamos en los bloques de ahí porque no tenía ningún sentido ir hacia arriba Barbellido con el calor que se intuía que iba a hacer. Y así fue, a las 11 hacía un calor del infierno.

Nuria en "El Bloque de la Vira", todavía al sol cuando aun podía agarrarte a la roca. 

Marieta en "El Artista Mediocre", otra de las líneas que cepillamos ahí la primera vez que estuvimos.

Con "El Maradona de Glasgow" ya vimos que al sol se podía escalar poco más y ya nos refugiamos a la sombra donde nos dio tiempo de repetir "Enxaneta" y que Nuria y Marieta se la hicieran también. Lega entró en modo cepillador automático y dejó lista la línea de la izquierda, "Ambiente Enrarecido". Una línea fácil pero no del todo, intensa y con carácter.

Lega en la salida de "Ambiente Enrarecido", navegando entre cuarzos, gabarros, romos y patatas sucias. De ahí decidimos que tocaba otra de agua y empezamos a vagar por Gredos buscando un oasis que nunca llegamos a encontrar. Creo que nos va tocar penar un poco a partir de ahora y yo repito lo mismo de cada año, odio el verano.