Climbing with Dr. Sputnik

Aquí se hablará de la vida, de lo humano y lo divino, de lo natural y lo metafísico, pero por encima de todo, con HUMOR.

5 jun 2015

Corpus Christi

En un día tan grande como el Corpus Christi lo mejor que puede hacer uno en Toledo es irse, alejarse de las aglomeraciones, del desfile en el cual aún sale la Falange, Fuerza Nueva, el ejército, la famosa procesión en honor al hombre del espacio y sus otros colegas mágicos sobrenaturales y otras situaciones ridículo-casposas. Así que como decía, lo mejor es desaparecer y dejar a la gente que idolatre a sus chamanes y espíritus mientras yo con un par de llamadas quedaba con los grandes de verdad de este país. Miguel Ayllón, Roci, Manu, Mai, Aitor, Pablo, Samu y otro colega de ellos junto conmigo nos juntábamos en una calurosa tarde en El Escorial con ningún otro objetivo más que hacer nuestra propia procesión por los bloques, con nuestras penitencias y nuestros quejíos. Aun quedando tarde nos encontramos con calor, a la sombra se podía estar pero en cuanto empezabas a escalar notabas como la presencia divina te chupaba todas las fuerzas. Nos pusimos a calentar y anduvimos un rato buscando las sombras del bosque y algunos bloques que nos permitieran sentirnos escaladores.


Manu, futuro Doctor también, en "Las Estrellas no Pueden Brillar" uno de los bloques en los cuales calentamos cerca del "Ángulo Pluscuamperfecto". Bloques que en invierno pasas por ellos sin darte cuenta y sin cansarte ahora te pueden dar la tarde.


Miguel en otra de las líneas que hay por la zona y que tras llegar arriba todos los que la hicimos dijimos lo mismo: la piedra estaba ardiendo arriba que es donde le estuvo azotando el sol hasta bien tarde.


Con esta cara nos quedábamos en "Blowing the Wind", otro de los bloques guapos de la zona pero que también recibe insolación comparable a la de un huerto solar en pleno desierto del Kalahari.  Aquí recibíamos la siempre agradable de David y Natalia que venía a vernos penar.


Manu en "Blowing the Wind" ya con la noche metida buscando ese bajón de temperaturas, si de 30ºC a 28ºC para sentirnos cómodos escalando. Finalmente, la gente empezó a desparecer y otro día más llegué a casa que si fuera la Cenicienta habría llegado ya sin vestido y con ratones tirando de mi calabaza. Eso si, me lo pasé bien y como siempre me escalar y estar un rato con amigos a los que quizás este año he visto menos.

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