Climbing with Dr. Sputnik

Aquí se hablará de la vida, de lo humano y lo divino, de lo natural y lo metafísico, pero por encima de todo, con HUMOR.

25 jul 2014

Circuito de Mantenimiento

Ayer jueves de verano con ya casi toda su incandescencia en marcha, aunque a decir verdad aun no ha pegado los clásicos días de verano toledano donde la mínima nocturna sería la máxima en muchos lugares de la península (acojonado estoy esperando), Lega y yo nos resistíamos de nuevo a meternos en el rocódromo y decidíamos ir a La Pedriza.El objetivo no era otro que un descanso activo o en otras palabras un circuito de mantenimiento. Nos propusimos un reto conforme íbamos hacia La pedriza a las 16:00 h saliendo de mi curro. Tal reto consistía, según veíamos que el termómetro del coche no descendía apenas conforme nos acercábamos a la sierra, si hacemos más de 6 bloques teniendo en cuenta las condiciones de calor, el viaje estaba amortizado. Si hacíamos 8 bloques la tarde habría sido buena. Si salía uno duro, seríamos la repolla. 
Pues bueno, nos quedamos en 5 bloques, un dolor de yemas que aun me dura, una yema perdida ya en el primer apretón, ningún bloque durete aunque los probamos, era imposible, aunque finalmente e independientemente del número de bloques que hiciéramos nos pasamos una buena tarde, mejor que en Toledo seguro. También hay que decir que íbamos con dos crashpads pequeños y eso en La Pedriza, donde los bloques no suelen ser chinchetas, condiciona un poco. Si, condiciona un poco a los mataos, fijo que hay superhombres que no necesitan más.


Nos dirigimos a Crossroads y empezamos nuestro reto en los bloques fáciles que hay por la zona del "Edad de Piedra" y ahí a pleno calor con el pinar que parecía la Fragua de Vulcano empezábamos rápido a ver nuestro objetivo cerca con bloques como "The Flow", "Pensamientos Cruzados" o "La Arista del Elefante". Sin embargo, esas horas de la tarde, las 17:30 h, no iban a poner fácil nuestra empresa y en el segundo bloque me dejaba una yema del índice. A tomar por culo y a apretar con dolor esos cristales tan, tan, tan gustosos. Los clásicos de sexto grado, otrora divertidos, cómodos y preciosos, se convertían en un auténtico suplicio para la piel y lo peor de todo, las suelas de los pies de gato que notabas como se movían por la roca en cuanto cargabas sobre los pies.


Lega en otro de los bloques, sin nombre conocido, donde había que apretar bastante más que cuando hemos estado por ahí en invierno, donde solemos calentar.


En "Único Pegue", otro bloque algo más durete que también puntuaba en nuestro propósito que no era otro que un circuito de mantenimiento. Después de hacer unos cuantos rápidamente nos veníamos arriba y pensábamos que el reto estaba chupado y qu enos sobraría para apretar algún séptimo cachondo así que nos dirigíamos arriba, al collado de Crossroads. Desgraciadamente fue una ilusión, ya que el viento paró y la sensación térmica pasó de agradable a bochornosa, ¿pero que teníamos que hacer, irnos? ¿Acaso se fue el General Custer cuando vinieron los sioux con Toro Sentado al frente? Pues nosotros igual, nos quedamos a luchar. 5 bloques pudimos hacer, 5 y le dimos a unos cuantos, hasta me metí en un fregado interesante en "Emboscada Manzanita" y me acordé de todos los manzanitos que conozco uno a uno ahí arriba, sin magnesio y viendo nuestros crashpads cómodos y fáciles de transportar pero que desde ahí arriba parecían sellos conmemorativos del Mundial 82. Del dolor en "Pequeño Dalton" ni hablo ya.


Lega en este bonito muro regletero que hay a la derecha del incandescente "The Prawn" el cual fue imposible probar ya que desprendía calor a la hora que fuera. Y como ya he dicho, nos quedamos a un bloque de amortizar el viaje pero una cosa si conseguimos y fue divertirnos en el monte. Como no sabíamos que era imposible escalar estuvimos escalando todo lo que se dejó y aun así dimos muchos pegues a otros bloques que no se dejaron. Finalmente, anocheció y nos quedamos arriba en el collado un buen rato de misticismo o ascetismo, nunca he sabido la diferencia, hasta que nos volvimos hacia el coche aunque tuvimos que parar a comer a causa de un ataque atroz de munchies. Tras esto, llegar a casa tardísimo, ducha y a la cama que hoy aun tenía que trabajar, como ayer y como las 3 semanas que aun me quedan antes de irme de vacaciones. Eso si, tener las niñas ya mayores implica mucha dedicación por un lado pero mucho tiempo libre por otro y este verano lo estoy aprovechando más, aunque las condiciones rocen el esperpento.
Y que poco verano queda ya.

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