Durante mucho tiempo anduve diciendo que me encantaba El Escorial en esta época del año y mucho tiempo después me ratifico en mis palabras. El sábado fuimos Ula, Javi Pec, Lusito Canijo y yo a El Escorial donde hacía mucho tiempo que no iba, quizás desde hace más de un año. La verdad es que yo fui un poco a acompañar a Ula que tiene un proyecto entre ceja y ceja y el resto venía simplemente a escalar todo, pero yo aun andaba medio muerto de estos 14 días en Fontainebleau y sobretodo con el viaje de vuelta que me dejó bastante hecho polvo. Tras un buen calentamiento en unas condiciones de humedad parecidas a las de un penal siberiano a causa de las lluvias de los días anteriores decidimos que era el momento de ir a por el objetivo propuesto. Afortunadamente, yo tengo esa línea en mi libreta y me dediqué a portear y alegrar el día porque si la tuviera que escalar hoy mismo no podría de ninguna manera.
Javi en un ejercicio de pundonor cuando ya casi no tenía nada que ofrecer conseguía hacerse con "Zaida" rematando así una larga y dura jornada escorialina como las de antaño. Lo que si es cierto es que esta visita me desperto todo ese enorme aprecio que tengo por este sitio que tantas alegrías me proporcionó, por lo que espero volver durante este otoño.


