El verano este año nos estaba dando una tregua y la aparición de las temidas olas de calor brillaba por su ausencia. Sin embargo, tras unos meses de junio y julio aceptables, el calor entró con todo hace un par de semanas y nos pillaba de lleno a principio de agosto en lo que en teoría era una zona fresca. Indi, Lega, Nuria y yo nos movíamos hacia la meseta norte en busca de sensaciones agradables pero no pudimos tirar de sensación entre el calor, polvo y bichos
Indi disfrutando de una muy buena arista con su obligado taloneo.
Zion miraba a su dueño con cara de ¿Qué coño hacéis gilipollas? ¡Vámonos a las fuentes del Duero a refrescarnos!
Lega ponía toda su clase y experiencia en las bonitas aristas que andan escondidas por este inmenso bosque.
Nuria quería tachar asuntos pendientes y con su insistencia nos llevaba a este bonito muro vertical de regletas y garbanzos, aunque tendrá que volver una tercera vez para finiquitarlo.
Cooper se hacía partícipe de los pensamientos de Zion y también suspiraba por un poco de agua y frescor.
Lega se hacía también con esta bonita línea que supongo que con 20 grados menos debe ser hasta gustosa de escalar. El fin de semana no daba para mucho más, unos bloques por aquí, otros por allá y sobre todo mucho sudor, sin sangre ni lágrimas, pero mucho sudor.
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