Y tras un agotador fin de semana en Hoya Moros, el consecuente reposo del lunes porque uno no podía ni pestañear, los quilombos del martes, ayer era momento de volver a nuestro hábitat particular, Castillo de Bayuela, sede europea habitual del Desierto de Lut. Lega y yo llegábamos a las 5 y media de la tarde y luego se uniría Toni, quien no perdona una siesta, y Cabe, que no perdona el Tour de France.
Por cuestiones de sombras y eso, elegíamos el sector Jungla también porque ahí hay algunos temas interesantes por resolver que quizás en otro momento del año pueden ser factibles pero que ahora tampoco pasa nada por probar si no hay nada mejor que hacer. Así que tras llegar, beber y descansar un poco, empezábamos a percibir el viento pre-tormenta como nos dejaba sobrevivir y nos calzábamos los pies de gato para hacer una circuito de calentamiento que rápidamente se convierte en un circuito de apretones. Luego teníamos algunos objetivos donde apretar un poco más.
Lega en "Have You Ever Seen..." buscando la sombra de la cueva típica del sector. La cosa empezó suave y ahora mismo tengo dos yemas en riesgo de gangrena. A la sombra de la cueva y de los bloques altos de la entrada del sector escalábamos unas cuantas líneas y desde ahí nos movíamos algo más arriba.
Lega en "Verdades Como Puños" donde ahí hacíamos un par más de bloques para nuestro entreno veraniego, donde estamos enfocados en la cantidad más que la calidad. Y cuando hablo de calidad no me refiero a la belleza de las líneas sino a la dificultad. El lema es escala todo lo que puedas que no sabes que pasará mañana.
Toni rápidamente entraba en calor y se ponía con "El Catador de Mate", una línea que nos costó a Lega, Toni y a mi más de lo que en un principio pensamos y cada uno acabó haciéndola con una secuencia diferente pero en definitiva salió y no sin esfuerzo. De ahí bajábamos de nuevo buscando una línea más dura que no tenemos ninguno de los 3 pero el viento paraba, las nubes aparecían y la sensación de bochorno pre-tormenta aumentaba hasta que ya a las 9 y media decidíamos ir a la CabeVan donde esperaba la cerveza helada y los munchies. Al final entre pitos y flautas, hora de meterse a la cama la 1 de la madrugada, lo peor es que algunos aun no estamos de vacaciones.
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