Sabíamos a lo íbamos, esta mítica frase ya encaja con todas las situaciones adversas que nos podamos ir encontrando a lo largo de nuestra vida. El viernes por la noche llegamos Ula y yo al parking de Bezas y la temperatura era de -4C, por lo que se intuía una noche de mucha calefacción en la furgoneta para la cual estábamos preparados porque había cambiado la batería accesoria hace una semana pasada. Habíamos quedado con Kaja para despedirnos antes que vuelva a Polonia por un tiempo la semana que viene y luego vinieron Dani y Carmen. Ula y yo guardamos nuestra lista oficial en el bolsillo y elaboramos una lista menos ambiciosa para hacer muchos bloques que no hubiéramos hecho pero que a la vez nos permitiera estar moviéndonos contínuamente para no pasar frio. El tacto empezó algo plástico el sábado por la mañana porque la roca estaba helada pero habíamos ido a escalar y había que hacerlo, por lo que empezamos nuestro circuito por Callejones.
Kaja en "El Bandido" escalando un poco porque el día anterior ni se calzó los pies de gato y es que veo que las polacas de duras tienen poco en cuanto las condiciones se asemejan a las de su país natal. Anduvimos escalando, apretando y moviéndonos hasta que llegó la hora de irnos pero estábamos felices de haber escalado mucho y haber sobrevivido a un finde ártico.
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